El Sol debe describirse como el “yo” visto como la totalidad de un individuo: su parte inconsciente y su parte consciente. Sin embargo, aunque el Sol pueda verse como el punto principal, no debe entenderse ese “yo” como nuestra personalidad, ya que el Sol será aquello a lo que aspiramos convertirnos: esa persona (adulta) que queremos ser. Sin embargo, nuestra personalidad, aquello con lo que debemos identificarnos para comprender nuestra carta natal, no es más que nuestro Ascendente.
El Ascendente describirá cómo será, de manera general, nuestro recorriendo en la vida, el vehículo (cuerpo y personalidad) con el que emprenderemos dicho viaje y el camino que utilizaremos porque los aspectos con el Ascendente y los planetas en nuestra Casa 1 nos indicarán cómo será nuestra personalidad, nuestro cuerpo y, con algunos aspectos o posiciones planetarias, incluso pueden hablarnos sobre cómo construiremos nuestro cuerpo y personalidad. El Sol, por lo tanto, habla más sobre el propósito del viaje (misión de vida) y los desafíos que nos encontraremos a través de los aspectos que se presenten.
El Sol representa la voluntad interiorizada, los poderes del Ego. Nuestro Sol es realmente quien mueve nuestra “máquina humana”, los impulsos de otros planetas no son tan decisivos como nuestro Sol (los planetas se pueden definir como los “ministros” del Sol). Los aspectos que los planetas comparten entre sí solo se manifestarán si el Sol (la conciencia del individuo) está predispuesto a las habilidades que dichos aspectos otorgan. Por ejemplo, un trígono de Mercurio con Neptuno, que da mucha inspiración, sólo tendrá efectos si el individuo ya tiene un talento como escritor o artista (ya sea un don natural o un don trabajado).
El Sol es la conciencia alcanzada por el Ego durante sus experiencias humanas (sabiduría acumulada a lo largo de sus vidas) y, al final, esas experiencias terminarán modificando nuestra personalidad: el individuo terminará su vida siendo un ser diferente de lo que era cuando él o ella encarnó (puede sentirse más identificado con su Sol a medida que envejezca, y no tanto con su Ascendente).
En un horóscopo, la posición de nuestro Sol indica el ciclo en el que el individuo está trabajando en esta vida: fuego, agua, aire o tierra. Los aspectos que forman los planetas con el Sol son muy importantes, ya que estos indicarán si existe una conexión con la voluntad del individuo y las habilidades que puede obtener de otros planetas.
El Sol gestiona positivamente la energía procedente de Leo. Su otro signo de regencia debería ser Cáncer, pero el Sol cede tal regencia a la Luna, su polaridad negativa, por lo que el Sol representa lo masculino y la Luna lo femenino. De alguna manera, el Sol se manifestará de manera diferente en aquellos que se identifiquen como hombres y aquellas que se identifiquen como mujeres:
- En el hombre, el Sol representa su personalidad aparente, y su Luna representa su personalidad no aparente, que se manifestará a través de las mujeres que elija como compañeras de vida (parejas amorosas porque Venus sería más la amante).
- Para la mujer, por tanto, será todo lo contrario, y su Sol se manifestará a través de sus compañeros de vida.
A diferencia de la Luna, que habla sobre el pasado (ancestros) y de dónde venimos, el Sol nos dirá hacia dónde vamos. El Sol está relacionado con el fuego, regente del signo de Leo, exaltado en Aries y en caída en Libra, y la “voluntad” estará también unida al astro.
Los aspectos con nuestro Sol serán de los más importantes. No sólo nos hablará sobre si seremos capaces de llevar a cabo nuestra misión álmica, sino también cuánto aceptamos o no nuestro signo solar y, por otro lado, cuánta energía podemos aprovechar de nuestro Sol. No es lo mismo una persona que tenga aspectos positivos con Júpiter (la energía de su Sol se amplifica), que una persona con aspectos negativos con Saturno (la energía de su Sol se inhibe y puede sentirse poco identificado con él porque no transmite las características típicas del signo solar).
El signo y la casa donde se encuentren nuestro Sol serán muy importantes. La casa astrológica marcará el ámbito en el que la persona quiere ser reconocido y el signo de qué manera quiere ser reconocido. Los aspectos armónicos anunciarán las facilidades que tenemos para conseguir ese reconocimiento, mientras que los aspectos negativos, especialmente con planetas duros (Saturno, Plutón o Marte), hablarán sobre las dificultades que enfrentaremos para conseguirlo. Como hemos mencionado antes, los aspectos con el Sol serán relevantes. Por ejemplo, la persona que tenga un Sol mal aspectado con Saturno será alguien que tendrá problemas con cualquier autoridad, pero querrá ser el líder o la autoridad de algo en algún momento de su vida.
Los aspectos negativos con el Sol reducen el poder de la voluntad (libre albedrío) e imponen una acción arbitraria al individuo. Alguien que está permanentemente obligado, probablemente por personas o situaciones externas, a hacer o decir cosas que no corresponden a su modo de pensar. Sin embargo, es mejor tener aspectos negativos que no tenerlos, ya que si el individuo no tiene aspectos con el Sol, su vida será insípida y pobre en experiencias y no se manifestará.
Cuando en nuestro día a día nos encontramos con una persona nacida bajo un signo en cuestión, debe entenderse el mensaje de dicho encuentro. Por lo tanto, si yo, por ejemplo, llevo un tiempo conociendo a personas con un Sol u otros posicionamientos en Géminis, es probable que necesite incorporar en mi las cualidades de ese signo de aire que aparece constantemente en forma de persona en mi vida.
Por tanto, nuestro Sol nos habla de:
- nuestra identidad básica,
- nuestra autorrealización,
- nuestro propósito consciente,
- nuestro centro psicológico y espiritual,
- nuestra individualidad y sentido de identidad
- y lo que queremos en nuestra vida.
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