Os recomiendo echar un vistazo a una pequeña introducción sobre la Luna.
Antes de empezar a hablar sobre la Luna en Piscis, tendremos en cuenta en qué posicionamientos astrológicos, así como otros elementos, puede aparecer dicha Luna:
Durante el embarazo de la Luna Piscis, su madre ha idealizado el tema de la maternidad, pero con la percepción de que “es demasiado”, que la excede en sentimiento. Como si dijese: “me da una cosa esto de estar embarazada”. Toda energía pisciana es una conjunción de Neptuno, Júpiter y Plutón. En el caso de la Luna se da una identidad sin contorno, no solo la madre, el niño no siente tener límites. Es típico de la Luna Piscis que la madre haya estado anestesiada durante el parto, la anestesia tiene que ver con Neptuno (drogas, alcohol, todo lo que adormece la consciencia).
El niño tendrá una profunda sensibilidad a la vida, así como un vínculo especial con el inconsciente de su madre. No tiene por qué haber un excesivo contacto emocional o físico con la madre, sino que siente que su madre está ahí siempre.
En la familia de esta Luna suelen haber fuertes figuras femeninas y la madre será el final de un legado de abuelas, tías, bisabuelas que representan la maternidad. Al igual que el niño o la niña, la madre no habrá cortado su cordón umbilical con su madre y sus abuelas. Como ella, su hijo o hija tampoco lo cortará.
En las familias de las Lunas Piscis suele darse la simbiosis y la confusión de roles. Se da mucho la familia “victima” y en la que todos prefieren vivir como cardumen, todos juntos, pero al mismo tiempo cada uno en lo suyo, no hay calor ni contacto. No se hacen cargo de las emociones, se tapan, se ocultan y se mienten (en lo negativo). Hay algo de autoengaño en la familia. La Luna Piscis siente que le molesta pertenecer al cardumen, pero al mismo tiempo necesita de ello, tiende a salirse del cardumen, a diferenciarse, pero la familia no se lo permite y lo vuelve continuamente al cardumen. La Luna Piscis se siente a la deriva, y el inconsciente familiar lo vuelve a atrapar porque ella siente el abandono, pero eso mismo la ahoga. Es una lucha continua.
La Luna Piscis tiene algo de orfandad, es como huérfana, aunque este abandono no es cierto, no es real, ya que una vez que nace la madre crea un vínculo muy simbiótico con el chico, aunque el niño inconscientemente recibe una sensación de abandono. A veces el abandono es real por algún tipo de muerte. Otras veces hay un entorno familiar abandónico o de enfermedad y esto arrastra la sensación al niño. También es común en la Luna Piscis familiares relacionados a la medicina o la realidad místico religiosa.
Al tener este registro abandónico, el chico extraña a la madre en su primera infancia, y la reemplaza con alguien de alrededor, aparecen los suplentes. Abuelos o abuelas fuertes (generalmente del mismo sexo) que le dan al niño aquello que la madre no puede. También puede ser una niñera o un hermano o hermana mayor. En la adultez, la Luna Piscis busca eternamente sustitutos de esa madre que siente ausente.
La percepción de la madre que tiene el niño Luna Piscis es de una persona débil. Frágil, de actitud infantil y generalmente se siente más grande que su madre. De hecho muchas veces termina haciéndose cargo de su propia madre. Siente que su madre lo ahoga. La antítesis son las Lunas Capricornio y Virgo.
La Luna Piscis impregna todo, siente que todo lo invade, viven muy simbióticamente la relación madre/hijo. Suelen tener un Urano muy fuerte, y el destino muchas veces les trae muchos viajes para poder cortar ese cordón umbilical con la madre, aunque les cuesta cortar desde lo psíquico. Cuanto más fuerte es la simbiosis, más fuerte es el rechazo del hijo a lo largo de la vida. Hay una especie de indisolubilidad a nivel astral en el vínculo, que hace que todo lo que la madre siente, o piensa, o percibe o anhela, todo lo que teme; lo siente el hijo como propio inconscientemente. Es un juego de rechazo y adoración con la madre. Hay un tipo de elección de sublimar y continuar dando forma a aquellos contenidos maternos que esta no pudo realizar.
Durante la niñez, la Luna pisciana se sentirá protegido por un útero invisible. Puede parecer solitario y absorto en sus ensoñaciones, pero contará con una sorprendente sensibilidad que le da una relación especial con la naturaleza, los animales, las plantas, los niños más pequeños que él o ella...
Es una Luna muy soñadora, terriblemente sensible, con las fantasías a flor de piel, y con grandes capacidades mediúmnicas. Algunos bebes que recibieron anestesia a través de la madre (se anestesiaron), luego no toleran la anestesia por memoria del nacimiento. La anestesia crea confusión en el bebé, no tiene noción de que está naciendo, y al mismo tiempo con gran resistencia a nacer porque en el útero se sintió muy seguro.
Esta ensoñación le llevará a evadir la realidad a través de un mundo fantástico que ellos mismos han construido. El mecanismo de esta Luna está relacionado con la evasión y la disociación que le permite acceder a ese mundo fantástico, un refugio eterno. El niño puede tener muchos problemas para diferenciar entre el mundo fantástico y el mundo real. Y esta complicación puede alargarse hasta la edad adulta.
Este mundo fantástico será inaccesible para las personas y los aspectos racionales del mundo real: lógica contra sensibilidad; subjetividad contra objetividad; trabajo contra pasión, etc. Son personas que estarán permanentemente oscilando de un lado a otro: fantasía versus realidad. Muy probablemente, una Luna en Piscis durante su adultez será como un niño que se niega a aceptar el mundo real porque está repleto de desilusiones.
Lo que deberá aprender la persona con una Luna pisciana es que cuenta con una sabiduría maternal extraordinaria que debe utilizar para ayudar a aquellos que la necesitan. Probablemente a los seres que acaban de llegar al mundo y necesitan de su conocimiento, mas no adultos que deberían ser independientes. Por el contrario, el adulto se convertirá en una persona que anhela la niñez eterna y no es capaz de conectar con la realidad del mundo real porque debe protegerse al niño del dolor y el sufrimiento y, como él o ella sigue siendo un niño, no quiere conectar con el dolor o el sufrimiento.
Lo importante para este despegarse es poner distancia desde la razón, utilizando la Luna Virgo, la palabra, pidiéndole a la madre que cuente sus miedos, sus anhelos, lo que le pasó. Cuidando su porosidad áurica con quien esté, sus relaciones, porque tiende a hacer el mismo proceso, repite lo que hizo con la madre y se impregna del Karma del otro, “yo lavo los pecados del otro”, es como si a través de ellos los otros se liberaran, pero ellos se contaminan de las energías negativas de los otros.
La Luna en Piscis crea personas muy introvertidas que no permiten que otros accedan a su mundo interno (algo típico de las Lunas de agua) ni a sus emociones más profundas. Este posicionamiento tiende a la idealización de situaciones o personas.
Estas personas no disfrutan hablando de sus verdaderos problemas, en especial los hombres con esta Luna, que ocultan ese mundo fantaseoso de su interior detrás de una personalidad dura, callada y silenciosa. Entienden que si alguien entra en su mundo y aclara esos problemas, la pureza de su mundo interior se vería destruida.
Es típico que una Luna en Piscis se haya mimetizado con el mundo emocional de su madre y, con el tiempo, los temores y los deseos de la madre hayan pasado a ser los suyos. Muchas cosas que desea o teme, son cosas que su madre también había deseado o temido pero que jamás había manifestado explícitamente. La influencia sutil de la madre pasa desapercibida para una Luna en Piscis.
Por ejemplo, una madre que tiene un miedo terrible a volar, pero nunca lo ha verbalizado, y su hijo, después de volver de un viaje laboral, le cuenta que ha pasado un miedo tremendo en el avión. Incluso pueden darse casos en los que un hijo o hija está a punto de contraer matrimonio y la madre, llena de alegría, comenta que ella siempre ha querido que se casaran con una persona como la que será su hijo o hija política.
Algunas de estas almas tienen que ser el cordero del sacrificio familiar (el mártir) y salvar a esta madre de deudas o pesos kármicos. Es una tarea. Van viviendo lo que la madre no pudo vivir.
Las situaciones imprecisas que permiten al nativo soñar sin verse obligado a tomar una decisión y que, además, le dejan que su imaginación cree infinitas posibilidades sobre esa situación es un punto positivo para esta Luna. No les gusta lo que pone límites o define, ya que no les deja permanecer en una totalidad.
En la adultez, la Luna en Piscis pueden tener comportamientos infantiles. Si la persona tiene una influencia marciana, saturniana o plutoniana en su carta, el pisciano vivirá entre dos mundos durante su vida:
- uno de mucha autoexigencia y responsabilidad (Marte, Saturno y Plutón),
- y otro donde la hipersensibilidad y la necesidad de cuidado son exigentes (Luna).
La seguridad está en la falta de límites, en el caotizarse, en desaparecer, en borrarse con tal de no sufrir el abandono, aunque muchas veces son ellos mismos quienes lo provocan. No corta definitivamente, se ausenta, desaparece, pero nunca se sabe si va a volver o no. No tiene arraigo, es una Luna camalote, sin raíces y por eso va a buscar relaciones que la abandonen o la idealicen tanto que la sientan inalcanzable. Se siente sumamente desvalorizada por el registro primero de orfandad.
La Luna Piscis es inconscientemente invasiva porque es de “emociones colectivas”, sienten lo que sienten todos, no escucha para si misma, pero escucha todo lo de los otros. Tiene que hacer caso a lo que siente, no a lo que piensa, si bien lo que piensa ayuda a ordenar lo que siente, su mente es necesaria como límite, pero no debe anular nunca su percepción. En esta Luna el inconsciente está como aflorado, desbordado, viven más en el inconsciente que lo común, aunque el riesgo es el de crearse una burbuja rosa para vivir en un estado de fantasía combinado con realidades => muchas veces se evaden en su mundo de fantasías (buenas o malas) y otra vez aparece la confusión y el pegoteo.
Esta Luna se manifiesta en diferentes niveles:
- buscar personas o situaciones que lo protejan de las dificultades del mundo como haría su madre;
- proteger y cuidar de los desvalidos y necesitados;
- dedicarse exclusivamente a tareas como la crianza y protección, ya que hay un exceso de energía maternal que invadirá todas sus relaciones;
- trabajar con niños, mujeres embarazadas, animales, comprometerse con la ecología, hacerse cargo de enfermos o ancianos, etc.,
- y un equilibrio entre la energía materna y su vida real porque sus instintos maternales excesivos han desaparecido, aunque puede estar vinculado con el afecto y la sensibilidad típicos de esta Luna.
Estas personas vivirán situaciones en las que se conviertan en madre de todos y, al mismo tiempo, en hijos o hijas. Este mecanismo influirá mucho en su vida amorosa y en quién elige como su pareja.
En las relaciones afectivas tiende a ser una madraza, pero también así abandona. Debe darse cuenta de cuanto ella también abandona, tiende a idealizar un vínculo y cuando lo alcanzan lo abandonan. Se ilusionan y desilusionan continuamente. No pueden estar solas porque la soledad es sinónimo de abandono. Si una Luna Piscis logra estar sola, es signo de crecimiento, de madurez.
Son personas muy sensibles a las necesidades del otro. Incluso las personas más frías y organizadas mostrarán sus carencias y necesidades en presencia de personas con esta Luna. Sin embargo, los piscianos sentirán un fuerte anhelo de entregarse para satisfacer y ver satisfechas las carencias de las personas a su alrededor.
Sin embargo, el nativo no es capaz de ver que este comportamiento le lleva a la despotenciación del otro, que se entrega a una sobreprotección así como activar sus lados más infantiles o aislarse del mundo (el aislamiento es normal en las Lunas de agua).
En el caso de los hombres heterosexuales con esta Luna, por ejemplo, suelen buscar mujeres que satisfagan todas sus necesidades y, de alguna forma, ellos puedan ser su hijo más que su pareja. Suele ser una Luna muy relacionada con los famosos “daddy/mommy issues”.
Cuando decidan formar una familia, la madre o el padre con esta Luna se centrará en los hijos y dejará de lado a su pareja y, por ende, su vida sexual. También pueden ocurrir frustraciones por el aniñamiento o la dependencia de su pareja que se ha quedado sin trabajo, se enferma o decide abandonar sus actividades profesionales porque quiere perseguir sus sueños. Incluso su pareja, o la Luna en Piscis, pueden decidir un día romper la relación porque ya se sienten reparados, o la Luna ya ha reparado a la persona en cuestión, y quieren buscar una pareja más madura.
Mientras perdure esa sobrevaloración de lo materno en su universo, la Luna en Piscis se vinculará siendo madre/padre o hijo/hija de su pareja.
Muchas mujeres con esta posición lunar deciden no ser madres biológicas porque sienten que están destinadas a ser “madre de todos”. Ellas mismas son conscientes de que crearán una familia donde sus hijos tendrán muy difícil convertirse en adultos plenos porque ellas mismas pueden tener actitudes que lo eviten. Para aquellas que sí deciden ser madres, la experiencia del parto y la maternidad es de una intensidad conmovedora y vivirán un deseo irrefrenable de tener más hijos. Si no pueden tener más hijos, buscarán suplir ese deseo adoptando perros, gatos u otros animales de compañía. Incluso pueden optar por la adopción u otros métodos similares. Esto último no es único en las mujeres, sino que los hombres con esta posición también lo sienten así.
Sus talentos son la capacidad de clarividencia, son mediúmnicas de planos superiores, terapeutas, sanadoras. Tienen la capacidad del amor compasivo, de entregarse sin pedir nada a cambio. Poseen grandes cualidades artísticas, estéticas, para la comunicación, la poesía, la imagen visual (cine, fotografía, computación, etc.). También las terapias que trabajan con las imágenes: visualizaciones, meditaciones, etc. Es una Luna muy viajera, con muchas mudanzas en su vida. Tiende a mimetizarse con los otros y puede conectarse con los campos invisibles y con lo que los otros no saben de sí mismos.
Son personas con una sabiduría materna muy profunda que sabrán cuidar del niño y protegerlo dentro de un mundo de fantasía cuando sea necesario y exponerlo a la desilusión del mundo real cuando lo necesite. Tienen una capacidad superior a la de los demás para comprender las necesidades de lo que acaba de nacer y de aquello que no puede bastarse a sí mismo, en cualquiera de los reinos de la naturaleza. Tienen el don de entregar a cada ser viviente, según su necesidad, la amplitud de una sensibilidad amorosa que no les excluye, pero tampoco les sobreprotege.
También pueden ser muy buenos a la hora de renovar las ideas tradicionales de la concepción, el embarazo, el parto y la crianza de nuestros hijos. El cuidado y la protección de las especies, una mayor sensibilidad hacia la función del ser humano en relación a los otros reinos de la naturaleza. Cuentan con una ternura e inteligencia amorosa.
Como almas evolucionadas, vienen a ayudar a los otros a conectarse con su hogar interior, con su madre interior, con que el hogar es la Tierra y no una persona. Vienen a hacerse cargo de su lugar de escucha del dolor de los otros, a cobijar el alma de los otros.
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