En esta publicación hablaremos sobre las distintas Lunas que podemos encontrar. Antes de explayarme en las características, así cómo los símbolos relacionados con esta, creo importante destacar algunas cosas para saber interpretar adecuadamente nuestra Luna y redescubrir una parte esencial de nuestra carta natal.
No solo tendremos en cuenta en qué signo zodiacal tengo mi Luna, sino que también estaremos atentos a lo siguiente:
- el signo zodiacal de nuestra Luna,
- los grados de la Luna (dependiendo del grado nos referiremos a un signo u otro),
- la Casa Astrológica donde se encuentra (recordemos que cada Casa está asociada a un signo),
- los aspectos que forma mi Luna con los demás planetas (especialmente los personales)
- y qué signo y/o planetas residen en mi Casa IV.
Por lo tanto, yo puedo sentirme identificada con mi Luna en Cáncer (signo zodiacal), pero también con una Luna en Aries porque tengo la Luna a 1º (grados de la Luna). Además, cuando leo sobre la Luna en Escorpio me siento representada porque tengo la Luna en mi Casa VII. Y, sin ir más lejos, como tengo la Luna en oposición a Mercurio, hay rasgos de la Luna en Géminis o la Luna en Virgo que son familiares (Mercurio está vinculado a Géminis y Virgo).
Pero como he indicado en los puntos anteriores, veo que mi Casa IV (IC) está regida por Acuario, así que leeré sobre la Luna en Acuario porque algunas de las definiciones como la figura de la madre, el ambiente en mi hogar o mi infancia que se exponen ahí pueden coincidir con mis vivencias propias.
De esta manera, aquellas personas que no se sienten completamente identificadas con su signo lunar descubrirán que, a lo mejor, eso que les “falta” lo encuentran en otros elementos presentes en su Luna o en aquello que se encuentre en su Casa IV (si hay planetas en esa Casa, entonces miraremos las Lunas en los signos relacionados con esos planetas).
Para terminar esta introducción, adjunto una pequeña tabla sobre los planetas, los signos y los grados para evitar cualquier tipo de duda:
¿Qué es la Luna?
La Luna representa nuestra memoria porque en ella residen todas las vivencias externas que nos afectan y, con el tiempo, se convertirán en nuestros hábitos, así como miedos o traumas. Ésta empieza a "construirse" dentro del feto materno. Allí empieza su influencia en nuestra vida, pero no debemos reducir la luna a nuestra relación materno-filial, ya que la Luna también hace referencia al pasado, los antepasados... Por lo tanto, una Luna mal aspectada, cuadratura u oposición, puede detener la evolución de una persona (espiritualmente hablando).
Para los astrólogos, el Sol y la Luna representan dos compañeros. En este caso, la Luna simboliza sus instintos, hábitos, inconsciencia y reacciones emocionales:
- Si tu Sol y tu Luna están en signos compatibles, tu voluntad y tus emociones están en sintonía.
- Si tu Sol y tu Luna están en signos incompatibles, tus deseos y necesidades estarán en conflicto.
La Luna tiene, entre todas sus cualidades, la protección mediante la creación de un espacio de intimidad que se defenderá dependiendo del tipo de Luna. Cada Luna tiene un sistema de defensión y agresión para evitar la completa apertura emocional del individuo. Cuando alguien o algo entra en nuestra zona privada, nuestra Luna se despierta para evitar mostrar nuestra vulnerabilidad, miedo a abrirse, y dependiendo del signo que la rija, dicha Luna se defenderá de una u otra forma.
Para una Luna es más sencillo abrirse a las formas, situaciones o personas que considera familiares. Lo que le parezca amenazante, como se comenta en el párrafo anterior, despertará mecanismos de protección porque el peligro es inminente.
La Luna habla sobre esas conductas que repetimos como hábito; esos mecanismos de defensa que adoptamos en la infancia y repetiremos durante la adultez; las creencias familiares con las que hemos crecido e identificado. Todo esto tiene comienzo en el útero materno, donde el feto comienza a vivir sus primeras experiencias.
Durante los siete primeros años de vida, la Luna se impone a la conciencia (el Sol), y la energía lunar reaparecerá durante la vida adulta en contextos nuevos o aquellos que aparezcan en la carta natal. Por ejemplo, ese niño o niña que durante sus primeros siete años comprendió que sus padres sólo la querrían si era autosuficiente y no molestaba ni creaba problemas: esa autosuficiencia lo perseguirá durante su adultez y construirá relaciones personales en las que nunca pedirá ayuda al otro para no molestarlo y, por lo tanto, no haya razón para que deje de quererle. Esto último es a lo que me refiero cuando hablo sobre "mecanismos de defensa".
En las memorias lunares están los registros de nuestra familia, ya que heredamos la memoria de nuestros ancestros (vidas pasadas), y que podemos encontrar también en nuestra Casa VIII.
En algunas ocasiones se interpreta que la Luna es lo que la madre vivió durante la gestación de su hijo o hija y que éste o ésta lo vivirá como propio en su vida, aunque no tiene por qué ser algo idéntico a lo que vivió su madre, sino que el hijo o la hija puede vivirlo y sentirlo de manera diferente para darle un nuevo significado.
En nuestra Luna se reflejarán las imágenes de lo que es nuestra vida. Dependiendo del tipo de imágenes que tengamos en nuestro mundo interior, avanzaremos hacia ese tipo de vida. Por lo tanto, la mayoría de los eventos negativos que ocurren en nuestra vida son creados o provocados por nosotros mismos y, al final, no podemos culpar a nadie más que a nosotros. Entender que nosotros creamos nuestra realidad y, además, podemos distorsionarla consciente o inconscientemente, nos ayudará a entender cómo funciona el Universo.
El signo, el grado y la casa dónde se encuentra la Luna son importantes. Podemos incluso darle importancia a nuestra Casa IV, de Cáncer y signo relacionado con la Luna, para recoger más información sobre ésta. Es cierto que la Luna tiene cierta intensidad en las mujeres, pero sí podemos decir que está conectada con el alma de todos independientemente del sexo. Para todos, la Luna representará a la madre, pero, en el caso de los hombres, también puede reflejar a la figura de la esposa (algunos pensarán en Venus, pero esta identifica más con la amante que no con la esposa).
La Luna natal es nuestra energía madre, la energía más familiar, la energía a nuestro alrededor y que forma parte del entorno que nos rodea al nacer. Esta energía se expresa por primera vez con el vínculo madre-hijo. La madre transmitirá al hijo, durante el embarazo y sus primeros siete años de vida, a través del cuerpo y sus emociones y, al mismo tiempo, la energía lunar se manifestará en el hogar y la familia.
Los malos aspectos con la Luna nos indican si los impulsos planetarios son claramente recogidos por el individuo. En algunos casos, la Luna con un mal aspecto para una mujer es el anuncio de una personalidad difícil; para un hombre, relación o vínculo emocional con una mujer difícil, y, para ambos, una madre problemática.
Podemos resumir, entonces, que la Luna simboliza: a) nuestras emociones y sentimientos; b) nuestros patrones de hábitos diarios; c) lo que necesitamos y lo que no podemos hacer sin lo que necesitamos; d) la figura materna; e) nuestros primeros siete años de vida (muy relacionados con la madre); f) nuestra vida doméstica; g) nuestro mecanismos de defensa (que se repetirán en la adultez), y h) cómo nos sentimos seguros durante la niñez.
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