jueves, 27 de enero de 2022

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Luna en Capricornio

Os recomiendo echar un vistazo a una pequeña introducción sobre la Luna. 


Antes de empezar a hablar sobre la Luna en Capricornio, tendremos en cuenta en qué posicionamientos astrológicos, así como otros elementos, puede aparecer dicha Luna:


El nativo con Luna en Capricornio se convierte en alguien con capacidad de concentración y contracción que minimiza las necesidades típicas de cualquier ser humano hasta conseguir que esa limitación le permita autoabastecerse. A su alrededor se manifestará frío, dureza, aislamiento, austeridad y formalidad. El infante aprenderá a cuidarse a sí mismo sin depender de los demás, en este caso, sus padres y/o su familia. Muy probablemente la restricción aparezca en su entorno o él o ella misma sea quién se restrinja para conseguir sus objetivos de autosuficiencia. 
La Luna en Capricornio aporta cualidades propias de un adulto, pero no de un niño. Esta energía se manifestará en su entorno afectivo desde los primeros años de su vida y establecerá cómo se nutrirá emocionalmente.
Por lo tanto, la madre (o su familia en general) será austera, el contacto físico será mínimo, la conexión emocional también será mínima y las conversaciones serán frías y distantes. Incluso la madre o la familia pueden imponer ciertas restricciones al infante desde muy pronta edad muy ligadas a la racionalidad y la lógica. El niño o la niña interiorizarán que las cosas son difíciles de conseguir, que todo está jerarquizado (especialmente la familia) y que las reglas deben cumplirse. En la mayoría de casos, la familia de este nativo son trabajadores y las necesidades de todos ellos son austeras o sienten que no tienen derecho a pedir que se satisfagan. El nativo entiende que debe convertirse en un adulto a pesar de ser solamente un niño. 
Volviendo a la figura materna, recordemos que no tiene por qué ser únicamente la madre quién ostente dicha figura en la infancia del nativo, ésta tendrá un carácter autoritario y la casa puede sentirse como una oficina (muy frío emocionalmente) más que un hogar acogedor y cálido. Donde se supone que debe haber contacto y emoción hay distancia y frialdad. 
El niño o la niña vivirán un rompimiento temprano con la madre (“destete temprano”) porque ese calor natural de una madre a un hijo desaparece pronto. La madre puede sentirse abrumada por la presencia de su hijo y toma distancia y el infante se ve privado de ciertas actitudes básicas de una madre a un hijo. Otras necesidades en la vida de la madre pasan a ser suficientes para alejarlo de su hijo o hija. 
Otras situaciones pueden ser una familia en la que todos trabajan y no tienen tiempo para dedicarse a los hijos; la madre no puede pasar tiempo en el hogar y son los abuelos u otras personas las que cuiden de sus hijos; también, como hemos mencionado, la madre puede ser fría y distante con sus retoños o estar demasiado centrada en ella misma. Es probable que una Luna en Capricornio nazca en un hogar austero y nadie se esforzaba en crear un ambiente cálido en dicha austeridad. Por causas económicas o no, estas Lunas pueden haber vivido restricciones en las comodidades que otros han tenido. 
La idea de que, en algún momento de su infancia, han vivido un momento o una etapa muy fría y esta ha quedado grabada en su memoria emocional. 
A pesar de tener cualquiera de las situaciones relatadas, el niño o la niña tendrá la sensación de haber sido rechazado por su madre u otras figuras maternas. Se sienten como hijos no deseados o haber desilusionado a algún miembro de la familia importante para ellos, ser un estorbo o un obstáculo para sus padres, etc. El entorno familiar reforzará los pensamientos negativos del infante, que nunca expresará dicha negatividad a sus progenitores. 
Por lo tanto, la Luna en Capricornio descansa sobre la sensación de rechazo y abandono. 
El infante interiorizó que no era querido, así que aprendió a vivir con ese vacío emocional, pero además aprende a que si cumple con todo lo que su madre le dice, será aceptado y recuperará el afecto que no ha tenido hasta ahora (“si cumplo con lo que me piden, me querrán”). 
Las conversaciones emocionales no existen y probablemente se reduzcan a hablar sobre obligaciones, consecución de objetivos o cosas más lógicas y racionales. No es que no hablen entre ellos, sino que cualquier conversación emocional, sobre problemas personales que no tengan nada que ver con trabajo o logros, probablemente nunca ocurra en el seno familiar. Las emociones son desvalorizadas y el nativo comprende que sus emociones no tienen importancia, así que empezará a desvalorizarlas y cerrarse en sí mismo porque él o ella serán su propio sostén emocional. La soledad que tanto define a estas Lunas puede sentirse como un abandono por parte de los padres para ese niño o niña con Luna en Capricornio, ya que aquellos que debieron darle calor y afecto, nunca se lo dieron y, además, desvalorizaron sus emociones. 
Las madres de estos niños y niñas suelen vivir partos lentos, aunque no tienen por qué ser malos o dolorosos, pero sí con alguna dificultad que convierta el parto en algo lento o que requiera de esfuerzo mayor. 
Una de las situaciones relatadas antes mencionan la probabilidad de que haya una abuela u otra persona que satisface las necesidades del infante al tiempo que la familia trabaja, pero esta persona no le dará el calor que necesita porque suelen ser personas excesivamente serias. Solo las necesidades externas del infante se verán satisfechas por estos cuidadores, pero nada más allá. La parte emocional de la familia será muy austero, seco y frío, pero el sacrificio, la prosternación de las necesidades para cumplir los objetivos y el trabajo serán afectivizados desde el principio. Si el niño es disciplinado será premiado, porque la disciplina es importante así como la educación férrea. La idea de que el niño debe educarse para que sea fuerte y sepa desenvolverse en el mundo sin que éste se lo coma.
En su entorno siempre habrá alguien reconocido socialmente y el nativo comenzará a valorizar ese reconocimiento social y entenderá que, para lograr algo, él o ella deberá trabajar muy duro. Se valoriza la excelencia: cuanto mejor haga las cosas, más afecto (y reconocimiento) va a tener. No se exigirá un diez, sino un veinte. El niño aprende que su familia le da afecto, en su mayoría mucho más verbal que físico, si cumple con su deber, lo que su padres y la familia impone, y se basta a sí mismo.
Esa exigencia se verá plasmada en el futuro, especialmente si decide formar una familia, ya que la exigencia llegará a todas las áreas de su vida. Si se casa será con la mujer o el hombre perfecto: la esposa o el esposo que le apoya en todo, cuida de la casa como nadie, cría a los hijos de la mejor manera... La Luna en Capricornio exige tanto como se desvaloriza a sí mismo porque nunca se siente lo suficientemente perfecto como realmente debería ser.
El comportamiento materno, y de otras figuras durante la infancia, ayudará a que la soledad y distancia típica de Capricornio se manifieste a través de la Luna. Ya sea algo consciente o inconsciente por parte de los padres y otras figuras similares, el nativo vivirá con poca ternura y afecto directo y, de alguna u otra forma, se sentirá obligado a estar solo durante mucho tiempo. Él o ella sentirán que sus padres adoran que su hijo o hija sea capaz de pasar tiempo solo sin depender de nadie. Si el nativo con Luna en Capricornio cuenta con hermanos, él o ella se pasará toda la infancia y adolescencia comparando el cariño que recibió de sus padres con el que recibieron sus hermanos. A medida que se haga adulto, el nativo interiorizará que ese poco cariño que recibió de pequeño es el que merece.
A medida que se haga mayor, la Luna en Capricornio entiende que no hay nadie a quien pedir ayuda y, por lo tanto, debe convertirse en alguien autosuficiente. No hay nadie que pueda asistirlo, no importa cuánto grite o exija esa atención, nadie acudirá en su ayuda. La autosuficiencia es la única posibilidad para la Luna en Capricornio. No obstante, no aceptará las restricciones y cumplirá las órdenes de todos.
El ser autosuficiente y aceptar la soledad que esto implica a su corta edad, la Luna en Capricornio acepta lo que satisface a la madre, o figura materna, porque ahí encuentra el calor que tanto desea. Si acepta que debe pasar tiempo solo y cumple las obligaciones, entonces recibe afecto. Esto solo le convierte en un niño solitario, obediente y disciplinado que muchos, en especial los mayores, describirán como un niño o una niña muy madura y responsable para su edad. Cuando el infante con esta Luna no llora cuando algo no sale como él o ella quiere y pasa tiempo a solas sin quejarse, sabe que su madre, en la distancia, está contenta y se siente orgullosa, aunque nunca lo demuestre.
Estos nativos tienen muchos problemas a la hora de pedir algo. Han crecido con la idea de que sus necesidades no obtendrán respuesta y será rechazado. Eso le llevará a sentir una profunda frustración. Para evitar esa frustración y ese dolor, el nativo decide no pedir. En muchas ocasiones no pide porque él o ella misma han neutralizado sus necesidades hasta el punto de hacerlas desaparecer. No experimentan necesidades para no tener que pedir nada. El hecho de no sentir necesidades sobre nada, especialmente afecto, le hace sentirse seguro. 
Cuando son adultos, los nativos sienten un profundo temor por el despilfarro. El poseer más de lo que necesita es un derroche, así que seguirá viviendo con lo mínimo para continuar sintiéndose seguro. Incluso el hecho de pasar tiempo haciendo lo que otros piden o necesitan sin tener tiempo a centrarse en sus propias necesidades le hace sentirse seguro y próximo a su madre. 
No es que la Luna en Capricornio no satisfaga sus necesidades, sino que se satisfará esa necesidad cuando haya pasado un largo período de concentración y postergación de esa necesidad, cuando ya es una meta lograda y deja de ser una gratificación temporal. De alguna manera, es probable que ciertas necesidades, por no decir la mayoría, las vea como un capricho más que algo natural que debe satisfacerse.

La Luna Capricornio no sufre porque bloquea sus sentimientos, se plantea que si no fue perfecta es porque algo hizo mal, pero no se siente dolorida, sino que se obliga a mejorar.
Ese sentimiento de no sentirse querido le seguirá hasta su adultez, donde perderá espontaneidad en las relaciones y, muy probablemente, actúe en función de lograr cariño y hacer cosas para ser querido. Tendrá muchos problemas para abrirse emocionalmente a los demás y mostrarse tal y como es. El nativo enviará mensajes afectivos que solo él o ella comprenden. Por ejemplo, un persona con Luna en Capricornio va a buscar a su pareja al trabajo. Hace un frío horrible, pero decide esperar frente a la puerta del edificio de oficinas donde trabaja su pareja en vez de, como cualquier persona haría, meterse en la cafetería que hay al lado y refugiarse del frío. La Luna en Capricornio espera veinte minutos frente al edificio y, cuando su pareja sale por la puerta y lo encuentra tiritando y con la cara congelada, le cuestiona por qué no la ha esperado en la cafetería como hace todo el mundo. Esa es la manera que la Luna en Capricornio tiene de expresar su afecto: vivir una situación poco o nada placentera (pasar frío) por alguien (su pareja). 
En el ejemplo se encuentra el esquema de esta Luna: permanecer en soledad, darse afecto a sí mismo y demostrando cariño como han aprendido a hacerlo: soportando y haciendo las cosas para los demás. 
Esta Luna puede ser complicada en el contexto de la pareja romántica, ya que le cuesta compartir y estar con el otro y siempre buscará la soledad a pesar de estar en pareja. Esto, si la otra parte no lo comprende, puede abocarlos a la separación. Tiene tanta necesidad de ser amado como miedo por el amor. Recordemos que la soledad es el refugio, aporta tranquilidad y seguridad. También pueden crear pequeñas familias o aislarse de la familia. 
Este hacer cosas para demostrar amor es muy típico de Capricornio, aunque aquí estemos hablando de la Luna, un Sol e incluso un Venus en Capricornio llevan un esquema similar: hacer cosas por los demás, preocupándose y queriendo ayudar en la resolución de cualquier situación complicada para el ser querido o utilizando ese dinero que ellos no necesitan en acontentar a la pareja. Tiene cierto parecido que creo importante destacar. En vez de decir “te quiero”, los capricornios hacen cosas para demostrar ese afecto. Sin embargo, no siempre esas cosas que hacen puede ser una necesidad para la persona que quieren. 
Por lo tanto, cuando una Luna en Capricornio se sacrifica, es un mensaje de afecto.
Recordemos que estos nativos han repetido y acumulados muchas experiencias de escasez emocional desde muy pequeños, así como de frustración por ese vacío emocional, y eso deriva a la afectivización de la soledad y la continuada limitación de sus necesidades. Esto les llevará a esa autosuficiencia que tanto estoy repitiendo, muy interiorizada en su interior, pero siempre preparado para dar todo lo que se espera de él o ella porque, recordemos, ellos no dan el diez, sino el veinte. 
No obstante, a pesar de ese sistema de autosuficiencia y la soledad todavía existen carencias y un vacío emocional que no han descubierto cómo solucionar y llenar respectivamente. Su interior afectivo, ese niño de Luna en Capricornio, sigue, aun siendo un adulto, sin recibir el afecto que siempre necesitó. Estos nativos suelen ignorar o creer haber superado el dolor emocional que vivieron de niños cuando no es así, pero en esa negación de la necesidad emocional, se encuentra una necesidad emocional real. Para negar algo, ese algo debe existir. No puede negar algo que ni siquiera tiene vida.
Ese hacer por los demás es una manera de buscar el afecto, porque este nativo sabe que haciendo las cosas para los demás recibirá el afecto de esas personas en cuestión. 
A medida que van creciendo, estas personas se vuelven ambiciosas y desconfiadas. Su afectividad se reducirá a la obtención de logros y dan por hecho que siempre estarán solas. La superioridad de estos nativos se encuentra en su capacidad de autosustentarse sin necesitar a nadie que se sustentarán en razonamientos o ideales espirituales. De alguna u otra forma, estas personas tratarán al mundo como su madre los trató a ellos en el pasado y, al final, la Luna en Capricornio se refugiará detrás de sus logros profesionales (más que los personales).  
La Luna en Capricornio es una persona altamente sensible a la vulnerabilidad y necesidad de los demás. Es posible que perciba a los otros mucho más dependientes de lo que realmente son. En muchas ocasiones se sienten necesitadas por todos porque creen que no son capaces de resolver sus problemas solos. Estas personas pueden ser su familia, sus hijos, sus amigos, su pareja, sus empleados, etc. La Luna en Capricornio contacta con la necesidad a través de las necesidades de los demás. 

El amor que conoce y más tarde comparte una Luna en Capricornio es un amor distante y severo. No será espontáneamente afectivo nunca, pero siempre estará ahí para ayudarlos cuando la persona amada lo necesite, aunque él o ella lo disfrace de obligación y una sensación de “tener que ayudarte porque tú no sabes hacerlo solo”. Estará solo o sola, pero siempre cerca de la gente y preparado para cuando lo necesiten.

Las Lunas en Capricornio son típicas en personas dedicadas a la empresa o un trabajo donde haya cierta jerarquía en la que él o ella está por encima de algunos compañeros. De esta manera, la Luna en Capricornio suple la necesidad de afecto con ser querido por sus compañeros o empleados, que no son nadie en particular pero suponen un todo en su imaginario emocional. Aquí la importancia de las relaciones impersonales para estos nativos que les ayuda a no estrechar esos vínculos que pueden ponerle en peligro de ser rechazado y, posteriormente, abandonado. El “motto” del nativo es el siguiente: “yo no te necesito, tú tampoco me necesitas a mí, pero cuenta conmigo para lo que quieras”. Si la persona termina abandonándolo, la Luna en Capricornio habrá establecido una relación sobre la carencia y podrá decirse que “así es la vida” y “las personas van y vienen”. 

Por ejemplo, un adulto con esta Luna puede buscar una sensación de “hogar” en el trabajo (independientemente del tipo de trabajo que sea). No le importa trabajar jornadas larguísimas que no le permitan volver a casa, ya que en muchas ocasiones encontrará el calor, el afecto y el reconocimiento en el trabajo. 

Como se puede ver a lo largo de la explicación, muchos de los nativos son personas atrapadas en el pasado. Cuando sea querida por alguien, una persona diferente a su madre, no logrará, aunque se lo proponga, entregarle la llave de su interior, donde lleva encerrado desde la infancia. Esto ocurre porque la Luna en Capricornio anhela el afecto de una fuente única y reparatoria. En este caso, su madre.

Les cuesta mucho distribuir el afecto en diferentes personas. Cuando una situación o una persona le aporta afectividad, pone todo en esa situación o persona que se convertirá en el único motor afectivo en su vida. 

Para evolucionar y poder vivir con una Luna más en sintonía con él o ella, la Luna en Capricornio debe descubrir su hábito lunar y repararlo: el miedo a la frustración, el anhelo de cumplir con las metas que excluye todo lo demás, la sobrevaloración de las propias responsabilidades. De esta manera, el nativo descubre la necesidad real en su vida de la presencia de los otros y su real capacidad de la soledad. 

Algo muy típico de la Luna en Capricornio, y de la mayoría de posiciones capricornianas, es no celebrar los cumpleaños porque “es un día más”. Sin embargo, no es que él o ella no encuentre importante el día en que nació, sino que celebrarlo implica recibir afecto y emoción de muchísimas personas, sabiendo que todo lo que hay (regalos, felicitaciones, personas) es para él o ella, y eso puede desestabilizarlo. Incluso celebrar otros logros personales que no tengan nada que ver con su profesión o sus obligaciones. El hecho de exponerse a que la gente exprese su afecto y este caiga encima de él o ella, aunque sea incómodo al principio, puede ser un paso grandioso para las personas con esta Luna. 

Cuando una Luna en Capricornio recibe afecto en exceso responderá entreteniéndose con alguna cosa porque no cree que ese afecto venga gratis sin hacer algún logro o por un comportamiento ejemplar. No huyen como sí puede hacerlo una Luna en Escorpio o una Luna en Acuario. Si esa Luna en Capricornio se abre a dicho afecto, entonces sentirá cuánta necesidad tiene de afecto y, por lo tanto, se expone al riesgo de sentir una frustración cuando dicho afecto cese.

Si la el nativo comprende el mecanismo de su Luna y empieza a utilizar esos hábitos como talentos y no como refugio, entonces será una persona con una gran capacidad de concentración, responsabilidad y memoria. Sin embargo, estas cualidades deben dejar de ser respuestas emocionales y convertirse en talentos que le ayuden a exprimir el máximo de sí mismo en positivo. 

Su capacidad de soledad dejará de ser una herramienta para aislarse y evolucionará a poder estar solo con él o ella misma sin depender de los demás a nivel emocional y mental. No tener miedo a estar solo y poder pasar tiempo solo sin hacer nada, sin tener que ponerse a hacer cosas para entretenerse... simplemente sentarse en algún lugar y estar con uno mismo.

Incluso esa sensación de tristeza o dolor que muchas veces reflejan estas personas irá desapareciendo. La melancolía también dejará de estar presente. Ser capaz de ajustar sus necesidades al presente e ir dejando atrás las necesidades del pasado que ya no reflejan su persona. Lo importante es que la Luna en Capricornio aterrice en el presente y deje de sentir o vivir en el pasado, en su infancia, frente a esa mamá que no le daba el afecto que necesitaba. 

Perder el miedo a la frustración y abrirse a los afectos le ayudará a comprender que él o ella tienen una dependencia menor hacia los demás y que ahí reside su talento: no necesitar que otras personas, cosas o situaciones llenen su vida. La Luna en Capricornio tiene esa habilidad de crear una expresión emocional madura, sin dependencias y capaz de resistir situaciones que para otras personas pueden ser muy complicadas de sobrellevar sin alguien que las sostenga.

La Luna en Capricornio debe deshacerse de ese sistema emocional limitador de su Luna para que, al final, puede contar con él o ella misma: cubrir sus necesidades reales, permitirse y aprender a pedir cuando requiera, abrirse a los demás y poder estar con los otros, dejar que los otros muestren afecto sin que él o ella tenga que hacer algo o demostrar su potencial para recibirlo... 

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