miércoles, 3 de marzo de 2021

Reflexiones sobre el Nueve de Bastos y 2020

Desde hace un tiempo, mis cartas parecen querer comunicarse conmigo para dar un mensaje a todos aquellos que visitáis tanto mi blog como mis otras redes sociales. Este año ha sido muy duro para todos, muchos hemos tenido que despedirnos de familiares o personas de gran relevancia en nuestra vida, mientras aprendíamos un nuevo modo de vida que, en algunas ocasiones, nos ha costado comprender y aplicar en nuestro día a día. En la actualidad, todavía existen personas rezagadas que no entienden el significado esotérico, incluso metafórico, de todo lo que está ocurriendo en el mundo y prefieren vivir del mismo modo en que lo hacían meses atrás cuando nadie esperaba ni creía posible el caos que ha poseído nuestra rutina durante el último tiempo. 

Mis cartas se revuelven inquietas, casi clamando por una atención especial, y me piden escuchar un mensaje concreto. Ese mensaje viene de la mano de una carta incómoda para muchos, aunque esperanzadora para otros tantos. El Nueve de Bastos, algo tímida, se asoma entre sus compañeras y se explaya en sus explicaciones. Además, es una carta que ha estado apareciendo en muchísimas de las lecturas que he estado ofreciendo durante el último mes. Algo muy normal, sin embargo, ya que estamos a punto de terminar el año y el Nueve de Bastos es una esencia fundamental para cerrar un ciclo. 

El Nueve de Bastos suele asociarse al trabajo y la acción por pertenecer al palo de Bastos. Esta asociación no es errónea, pero pienso que limita sus mensajes. Las cartas no deben limitarse a un único mensaje o función, sino interpretarse adaptando el mensaje de la carta a la situación que nos llega de la mano de un cliente o incluso nuestra situación personal si preguntamos por nosotros mismos. 

La carta presenta a un hombre sujetando un palo y observando cómo deja atrás ocho palos restantes. Esos palos deben asociarse a los ocho palos de la carta anterior, el Ocho de Bastos, que se anuncian como una llegada rápida, casi una bendición caída del Cielo y presentada ante nosotros como una ayuda divina o una recompensa rápida y efímera que debemos aprovechar en el momento en que aparece. Es una oportunidad con tiempo limitado, que sólo aquel con conciencia suficiente será capaz de percibir, recoger y utilizar esos bastos. La persona sin conciencia no podrá hacer uso de esos bastos, ya que está conectado con todo lo de Abajo, pero no está conectado con lo de Arriba. Esa conciencia puede relacionarse con el Mundo de Emanaciones, aunque si el ser humano no tiene esa conexión con lo Superior… es imposible que las “órdenes” elevadas lleguen a penetrar su cuerpo, esa jaula que lo mantiene todavía más alejado de su verdadera naturaleza. 

Por lo tanto, la conciencia y conexión de la persona no sólo con su divinidad, sino con su misión de vida y el karma que viene a limpiar en esta encarnación será importante para comprender la magnitud del mensaje del Nueve de Bastos y, además, en qué punto se encuentra esa persona: en el principio, mitad o final de la comprensión de dicha carta. También será importante reconocer cuál ha sido el uso que le hemos dado a esos bastos fugaces que han aparecido como un aliento esperanzador a nuestra vida. ¿Los hemos utilizado correctamente? ¿Hemos hecho un uso incorrecto de estos? ¿No los hemos utilizado y hemos desechado su esencia al desuso? Nuestra actitud ante los dones y ayudas que nos son otorgadas, aunque no lo parezca, también tiene gran repercusión no sólo en el presente, sino en nuestra siguiente vida.

Al final, para comprender el Nueve de Bastos no sólo debemos fijarnos en el diseño de la carta, sus colores o sus diferentes mensajes, sino también en el número y el elemento al que pertenece. El Nueve de Bastos forma parte de las cartas de fuego, así que estará relacionada con ese primer elemento que apareció en la creación del Universo que ahora conocemos. Es el elemento primordial y, de alguna manera, el más unido a la Divinidad. El fuego es la semilla, esa idea que aparece de repente en nuestra mente y no sabemos de dónde ha venido, pero nosotros tenemos la certeza de que debemos llevarla a cabo hasta el final. Por lo tanto, el mensaje de la carta es algo que debe finalizarse sí o sí, es posible que no tenga la fuerza que podría tener un Arcano Mayor, pero es una situación, un aprendizaje o una lección que debe ocurrir. 

El número nueve tiene un carácter de retiro y recogimiento interior. Es el número de la plenitud y las formas espirituales, ya que contiene el triple triángulo (3 x 3) que se asocia con la Sabiduría. El número nueve habla sobre el final de una etapa porque es el límite al que puede llegar el ser humano. No hay nada más allá del nueve, sino un retorno al principio, ya que el 10 simboliza el retorno a la unidad primordial y, por ello, una nueva etapa. El nueve simboliza el final de un ciclo de materialización que debe interiorizarse y comprenderse, ya que todo lo exteriorizado es un reflejo de lo que ocurre en nuestro interior. Por lo tanto, el estado de dicho final de ciclo será la manifestación de cómo nos encontramos interiormente. 

El Nueve de Bastos nos anuncia que el final ha llegado y debemos dejar esa situación definitivamente. No es un abandono como el que simboliza el Ocho de Copas, sino una despedida final a un ciclo, una situación o una vivencia que no puede aportarnos nada más porque ha llegado a su límite. Esos ocho bastos que el hombre deja detrás no tienen nada más que aportarle, así que absorbe lo aprendido y marcha a empezar una nueva etapa con todo lo conseguido. El Nueve de Bastos pide a la persona marchar y limpiar para poder centrarse en una nueva etapa porque necesita empezar de cero y aprender algo nuevo. Sin embargo, antes de volver a aprender, la persona necesitará hacer lo que simboliza el número nueve: retirarse e interiorizar todas las experiencias vividas. 

El palo que porta el hombre entre sus manos es la experiencia, el conocimiento aprendido, los errores que no debe volver a cometer… aquello que le ayudará a comprender por qué debe cerrar esta etapa y centrarse en una nueva, aunque esto pueda costarle dolor y sufrimiento.

Las heridas simbolizan el sacrificio y el rigor utilizados durante este proceso largo al que ha tenido que hacer frente durante un largo período de tiempo. Las heridas, además, le ayudarán a interiorizar lo necesario con más rapidez, ya que penetrarán en su cuerpo y llegarán a esos lugares a los que deben llegar. 

Por otro lado, me parece de vital importancia resaltar la venda en la cabeza. La cabeza es mucho más que una simple parte de nuestro cuerpo que nos mantiene unidos a los demás miembros. La cabeza es la sede de la conciencia, la fuente de la visión y la orientación, el ejecutor de la voluntad del alma. Por esta razón, la cabeza está por encima de otras partes del cuerpo, ya que si se encontrará en cualquier otra posición, su función será difícil de cumplir, así como la de guiar a los otros miembros del cuerpo. Además, si la cabeza estuviera separada del cuerpo, las instrucciones que nos son dadas por los de Arriba no tendrían la influencia que tienen en nosotros. No podríamos conectar interiormente con esas instrucciones, ya que actuaría como una fuerza externa y no como una fuerza interior que nace de nuestro interior. Un cuerpo unido a su cabeza evitará caer en la influencia negativa, así como lo consigue el hombre reflejado en la carta del Nueve de Bastos al dejar atrás esos ocho palos y adentrarse a una nueva etapa sin apegarse al pasado. 

Si nos fijamos, la venda está situada a la altura del chakra corona. Esto puede hacer referencia a un chakra corona bloqueado que no le permite la conexión con la Divinidad, así que no podrá comprender la lección que ese período de materialización ha querido dejar implantado en su interior. La lucha ejercida durante tanto tiempo será insignificante para esta persona y el final de esa lucha no traerá paz y este individuo continuará luchando por algo que no tiene ningún sustento. Él o ella continuará luchando por algo que está muerto y esto provocará, más adelante, un vacío en su interior y una desconexión más profunda con lo espiritual. Ese vacío lo transformará en una persona desconfiada que estará alerta continuamente. Por otro lado, también puede anunciar ese chakra corona sanado, aunque todavía protegido por encontrarse vulnerable a cualquier otra interacción. 

En resumen, el mensaje del Nueve de Bastos es el siguiente para todos vosotros con relación a lo vivido este año. Esa frase tan conocida de “hemos ganado una batalla, pero no la guerra” es el reflejo de cómo debemos afrontar el próximo año. El 2020 ha sido una época muy dura para todos, pero repleta de lecciones que muy pocos parecen haber comprendido desde un punto de vista más elevado. Todos los esfuerzos que hayas hecho durante este año, dependiendo de la naturaleza de dichos esfuerzos, tendrán su recompensa, pero no será fortuna lo que encontrarás sino un renombre, un agradecimiento o un reconocimiento por todo lo hecho.

Analiza todo lo ocurrido durante este año y medita qué aspectos o situaciones te han ayudado a vivir una victoria moral. La victoria que todos hemos conseguido tras los acontecimientos no será una recompensa material, sino una recompensa moral… algo mucho más profundo que no todos podrán disfrutar a causa de esa escasa conciencia sobre la que hablaba en otros párrafos. Los que hayáis entendido por qué ha ocurrido todo lo que ha ocurrido durante el año, no sólo desde una perspectiva social y científica, sí disfrutaréis de la paz que ofrece la victoria moral que representa el Nueve de Bastos. 

El final del año 2020 representa el final de una lucha, pero no el final de una guerra que debe continuar el próximo año y nosotros debemos estar preparados para no dejar a nadie atrás. Es una guerra que debemos enfrentar todos para poder salir victoriosos, aunque sí será una guerra costosa que nos obligará a sacrificarnos mucho. Sin embargo, ¿qué lección no viene acompañada por el sacrificio o el rigor? Es algo que siempre estará unido al aprendizaje, ya que el ser humano, en algunas ocasiones, parece no saber aprender si no existe dolor de por medio. 

Por otro lado, las luchas y los esfuerzos nunca son en vano si la persona ha conseguido comprender algo. Siempre se aprende algo de los acontecimientos que vivimos y, además, me atrevo a decir que las casualidades no existen y todo lo que vivimos tiene un significado que adquiere un significado en algún momento. 

Por último, y me parece fundamental, el pasado debe utilizarse como fuente de experiencias, pero nunca como un refugio melancólico al que recurrir cuando las cosas no salen como deseamos. El pasado debe quedar en el pasado y no debe invadir nuestro presente ni limitar o controlar nuestro futuro. El pasado no puede cambiarse, pero sí podemos cambiar nuestro presente y condicionar nuestro futuro a partir de nuestro presente. El pasado debe ayudarnos a no cometer los mismos errores y utilizarse como una fuente de conocimiento que nos ayudará no solo a nosotros, sino a todas las personas a nuestro alrededor. 

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